jueves, 12 de agosto de 2010

Un aviso tunante

Les aseguro que no me escondo. Parece algo inquietante el ánimo que me provoca no escribir entradas. Más bien, ver que no hay ninguna nueva, porque me enajeno en periodos dilatados de la existencia de mi blog. De que manera, en que medida y correspondencia, se enajena éste de mí, lo desconzco. Barrunto ciertas sensaciones cuando entro y repaso cicateramente lo ya redactado...
En fin, hay un especie de cuento largo, de relato o de novela corta de la que tengo la presunción de hablar sin que sea más que una quimera. Pero en tal estado no llega a convertirse en una amenaza a mi ingenio morboso o una grisura pulida. Presumo incluso de un titulo que corona de forma dudosa ( como la monarquía al regímen constitucional español) al texto por venir. Se llama y se llamará Las querellas de Bigornia. Sin embargo, creo que al proclamar el título me entrampo y comprometo jubilosamente. Todo compromiso implica una vanidad por satisfacerse, en busca de reconocimiento. No conozco, estoy abierto a sugerencias, otra estructura lógico-dramática que me conduzca a hacer lo que quiero y creo que puedo hacer. Otro camino consiste en el sacrificio, que deriva como una degeneración y fracaso del compromiso (el de Jesucristo, por ejemplo, no para él, desde luego, sino para el resto de los hombres). Pero estoy liberado de él. He aprendido a sostener y dilapidar mi esfuerzo sin catarsis ni purificación alguna, excepto la del aura verdadero; el olor. Bien pensado, esto podría hacer las veces de prólogo. Pura arrogancia nihilista.


Creo que se me ha concedido una subvención, 600 euros por mes tolerado, por haber pasado estos execrables julio y agosto en Madrid. Todavía no soy lo suficientemente pagano como para pensar que toda meteorología es acorde o desquiciado con su momento, y solo busco mi propia satisfacción.
Mi vida doméstica se alza sobre una altura de 83 escalones que subo y bajo todos los días para acceder a la vida civil. Hay una cuchufleta que vive a ras de suelo. Esto nos hace muy distintos, perceptiva y conductualmente. Estoy dispuesto a discernir todo esto incluso con unas piñas coladas por medio.

Hugo Chávez es un cobarde. Mariano Rajoy representa el tancredismo más acendrado. Zapatero es un maruja progre. ¿Qué queda? Obama, The One. Un presidente POP, incluso cuando negocia con Medeiev la no proliferación (¿reducción?) de armamento nuclear. El POP nunca se fue, se incuba en el cambio.

Los toros han sido prohibidos en Cataluña. No conozco decreto más cañí. Ya lo hicieron Carlos III y Carlos IV. España en peligro. Por el toreo hacia Dios. La elite catalana y el elitismo catalán avisan. La vanguardia de todas las amenazas. Más no el idioma de la nación y la ciudadanía españolas, o los conciertos económicos privilegiados. Los toros patrimonio cultural. Como intentó la caspa hacer con el flamenco. Acabáramos. Érase una nación a un toro pegado. Lo cruento no siempre es cruel, y lo cruel tampoco.

1 comentario:

  1. Musaraño,
    Por lo que leo, se le atropellan los temas en cada entrada, y leerle es saber lo que ha dado de sí la semana en temas de actualidad. Que me tiene usted al día, vaya.
    Espero con ansia la continuación del serial sobre el proceso judicial contra el calor. ¡Me tiene en ascuas!! ¿Qué pasó con la jueza?
    ¿Y la promesa macedoniana de ese libro de querellas? ¿Quién o qué es Bigornia? ¡Cuántas incógnitas!
    Y por cierto que olvida usted que estoy un escalón por debajo del nivel de la acera, hundida en mi madriguera lewiscarrolliana, por lo que a esa distancia física y moral que nos separa hay que añadir un escalón más, en total, 84 escalones en vertical. De Madriz al cielo, pero usted más cerca.
    La cuchufleta.

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