Me gusta mucho la chufa. Libo bebidas espirituosas con el afán de un coleóptero. Merodeo el recipiente ya pegajoso y lo introduzco con premura en la nevera. Mi cerebro se atrofia y retuerce como una pasa. Una espesa horchata ha diluido la circulación de otros líquidos más briosos. Necesito licuar esta languidez. Y después de trasegar el brebaje... ¡estaré preparado para romper a hablar en el lenguaje piripisténico! El léxico es amplio y variado. Hay toda una plétora de prefijos, sufijos, diminutivos y aumentativos que confieren un significado específico a cada palabra. No se trata tan solo de compuestos o neologismos.... Bueno, dejo la propedéutica y me lanzo a mostraros un objeto perdido y hallado en el cerebelio (sic) recientemente...
En el suelinóleo una bochinche golofleta garrapatalea por alcanzorarse ante los curiosetos.
EL cochinete zarrapatro y bigotil menea los efluvios en su pizpireta colilla trufada de dulces gamusinos.
Bigornia y demás panes se han declarado en una huelga inicua. Les aseguro que mi paciencia es infinita pero tiene un límite, ¿les suena?
¡Evohé! ¡Evohé!...
ResponderEliminarNoto cierta sorna no exenta de admiración y cariño...
Don Chuflo, quizá ustez no se pergate, pero no nos anda tan lejos en amaneramientos léxicos a las cuchufletas redichas... Remiau.
Totalmente cierto. Esta pantomima lleva implícita un rendido homenaje a mi parentela barroca. La cuchufleta, las asomaduras curiosetas, el terciopeludismo... me privan y provocan estos grititos léxicos. O sea que de sutil nada, me imagino...
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